domingo, 7 de junio de 2009

Yo los considero mis hermanos III: La vuelta


Previously on this column: Terminó el recital y nos separamos de Eric. El detective y yo comenzamos la vuelta a casa.

Deambulamos sin rumbo fijo por las calles de ¿Retiro?. Cambiamos de bondi, llegamos a la parada del 109. El frío sube. Llega el colectivo, llevando a la manada. Yo, asiento atrás; Alan, un poco más adelante. Bastante gente. A mi lado, una linda rubia, novio grande. A la derecha, pelado, barba candado (ergo, garca) escuchando música, mira por la ventana el telón de la vida pasar. Junto a Alan se sienta un viejito simpático, de gorrito y un chango con un bolso atado con elástico (¿qué habrá adentro?).
La rubia linda tiene botas blancas y una cartera a juego con corazones que engañan al cazador, porque esta preza ya tiene dueño. El novio, la nariz rota, boludo o macho... prefiero no averiguarlo.
En una parada, en algun lugar de la noche porteña, se baja de un colectivo un chabón normal, con una campera normal y un morral normal cargado al hombro. Puedo ver la mezcla entre rasta y rolla: gorra con visera de la que salen unas dreadlocks, pañuelo blanco sosteniendo el cuello, cargado morral, auriculares grandes, barba poblada candada, buzo con capucha, moviendose al ritmo de sus oídos.
Parece que al lado se bajan...no, solo nos abandona un rubio grandote con poco pelo. Ahora pushean el botón un par de norsudamericanos. Ella, blanca de corderoy; él, campera tipo che verde. El frío llegó a mis pies, y le gustan.
Doblamos en una avnida sin nombre. Alguien baja, no se quién. Los extranjeros se quedan calentándose, extrañando su país ecuatorial.. Ahora si, se baja el che de lentes modernos. Junto con su acompañante, una parada después, cuatro emos/floggers/nadders y una joven de pañuelo violeta abandonan el colectivo.
Alan no se durmió y me avisa que estamos en la Tierra prometida. El rasta baja cn nostros. Encaramos para Arnita's. Cerrado la puta madre. Caminamos por el viejo barrio hasta llegar a Canning y Corrientes. Decidimos ir a Imperio. Me siento como en casa. Alan no quiere nada (sabido es que no le gusta el queso ni la cerveza). Yo ceno de fiesta, una porción de cancha, una fugazzeta con cebollita de verdeo y un helado balón de quilmes. Pizza, birra y... primer π.

Fin del comunicado, espero que hayan disfrutado de esta estrafalaria y flashera aventura

Los saluda atentisimamente

Nico Rous

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